La verdad debería ser un límite
infranqueable en política y, de hecho, lo es para la comunicación política, o
al menos lo es la veracidad. No porque los que desarrollan su labor en el
ámbito de la comunicación política sean personas con un sentido de la
honestidad estoico, o porque se vean imbuidos de un sentido de la
responsabilidad inexcusable, no. Es mucho más sencillo. Cualquiera que pretenda
presentarse como asesor de comunicación, aunque no lo haya hecho jamás, sabe
que la confianza, la fiabilidad de un candidato, de un personaje público, es
muy difícil conseguirla y extremadamente fácil perderla. Se pierde justo en el
momento en el que te pillan en un error garrafal, en una burda manipulación
innecesaria y a partir de ese momento tu público dudará de la veracidad de todo
lo que digas.
Si uno repasa los titulares de la
prensa nacional de hoy, a parte de percatarse del escaso interés suscitado por
el debate a siete que se celebró ayer por la noche, descubre que no hay un solo
artículo que dedique su titular a otra cosa que no sea el terrorífico gráfico
esgrimido por Pablo Casado. De hecho, el cuerpo de los artículos publicados, en
su gran mayoría, toman como tema principal del debate la manipulación del
gráfico y la respuesta de las redes sociales.
En este caso ni siquiera es
cuestión de haber cortado los ejes del gráfico para aumentar el efecto visual
del mismo, que también, o de haber ocultado la información mínima necesaria
para entenderlo. En esta ocasión lo que han hecho es prescindir de toda
proporcionalidad en la columnas del gráfico, de hacer que un incremento del
3.9% del gasto se represente como si hubiera sido multiplicado por tres y, por
supuesto, dibujar y colorear, ese trabajo no se ajusta al verbo diseñar,
columnas mayores para gastos menores con tal de hacer ver una tendencia
creciente ininterrumpida e inexistente.
La preguntas que surgen son ¿por
qué se han metido en este lio? ¿No se dieron cuenta al hacer los gráficos?
Imposible. ¿Creyeron que en una sociedad digitalizada como la nuestra nadie se
iba a percatar del error? Irreal.
Al final lo único que han
conseguido es un torrente de críticas en redes sociales, mala prensa durante
algunos días y una considerable pérdida de credibilidad de una de las figuras
más conocidas del partido, Pablo Casado, que no hay que olvidar que es el
vicesecretario general de comunicación del Partido Popular, es decir, el más
necesitado de una imagen pública fiable.
El caso sólo tiene dos posibles
soluciones, o un error de comunicación incomprensible, o la asunción consciente
de un riesgo inútil, pues no les iba a reportar ningún beneficio y van a
pagarlo durante los días que quedan de campaña.
Ya veremos si no le hacen algún
video… Yo lo recomendaría.
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