jueves, 20 de noviembre de 2014

Pantomima nacional


Entiéndase por pantomima "comedia, farsa, acción de fingir algo que no se siente". Y esto es precisamente lo que hemos podido ver que en días anteriores ha sucedido en el Congreso de los Diputados a cuenta de los viajes de sus Señorías.

La polémica, creo, ha excedido los términos de un debate racional. No considero que nuestros representantes públicos deban informarnos de cuando van a comprar el pan o a visitar a sus progenitores el día de su cumpleaños. No. Pero no es descabellado pedirles que justifiquen los gastos que cargan a las cuentas de las Cámaras, sean viajes o cualesquiera otras actividades, y que esa información nos sea accesible, no para fiscalizarles, sino para decidir si un uso u otro de esos fondos públicos debe afectar a nuestro voto en unas futuras elecciones.

Ante la legítima reclamación de una ciudadanía cansada de despertar cada lunes con nuevas y, si cabe, más escandalosas detenciones que la semana anterior, los grupos parlamentarios en un ejercicio de reflejos políticos, nótese la ironía, reaccionaron negando la mayor para, después, siempre después, aceptar la necesidad de algún mecanismo de control.

Y bien, el mecanismo de control diseñado, no sin la numantina resistencia de algún diputado como el Presidente del Congreso, vino a ser una pantomima. Decidieron que quién mejor para controlar el gasto que hacen que los mismos que realizan ese gasto y, eso sí, como si de la piedra filosofal se tratara, pondrían a disposición del ciudadano, para que pudiera ejercer un verdadero control, la información de todo el gasto realizado en concepto de viajes por los parlamentarios, sin identificar el motivo de los viajes, ni su duración, ni el viajero, ni el coste de cada uno, es decir, pura mímica, la otra definición de la palabra pantomima.

Ahora bien, en un nuevo ejercicio de cintura política, o de filosofía marxista, la de Groucho, en horas veinticuatro el PSOE ya había cambiado de idea sobre el pacto alcanzado, y ellos, motu propio, iban a publicar toda la información desglosada de sus diputados y senadores.

Terminaremos pasando de la política de la pantomima a la del teatro del absurdo, y si no, al tiempo.