lunes, 29 de febrero de 2016

Cuatro perfiles para una investidura


Empezamos hoy una semana de investidura o, posiblemente, de no investidura. Pero esto no debe obviar la posibilidad de asistir, con mayor o menor estupor, a los juegos de manos que nos depararán estos cinco días de alocada política de urgencia.

De los cuatro grandes líderes de los partidos más votados, pues no creo que haya verdaderos líderes políticos entre ellos en estos momentos, se derivan cuatro perfiles bien diferenciados y que, en los más de dos meses que han pasado de las elecciones, han desarrollado sus papeles con exquisita fidelidad.

El primero (por orden de votos): El observador externo. Es una figura que en filosofía se identifica con aquel que se dedica al estudio de una materia concreta, política en este caso, pero que es ajeno a la misma, es decir, no se ve afectado por los determinantes que condicionan la situación. De modo que puede mantener su imparcialidad y actuar como un científico que disecciona una realidad. Este es el papel de Mariano Rajoy, al que probablemente veamos despertar de su tedioso letargo lanzando aldabonazos a diestro y siniestro en las sesiones de investidura. Su problema, que su inactividad cansó hace mucho a la ciudadanía, lo desacredita minuto a minuto como el líder que necesita el país y su incapacidad total de diálogo, suya y de los suyos, los convierten en una opción aislada e inoperante más allá de las mayorías absolutas.

El segundo: El trilero. Pedro Sánchez hoy ha confirmado los temores de los más avezados optimistas. Está jugando a dos bandas, con dos barajas, naranja y morada respectivamente. Sabe perfectamente que su pacto con Ciudadanos no tiene ninguna utilidad, a parte de presionar a Podemos y compañía para que se bajen del burro y se sienten para alcanzar un verdadero "gobierno del cambio progresista". Lo acaba de decir en el Comité Federal del PSOE, que va a ofrecer un pacto a las fuerzas de la izquierda que va mucho más allá del alcanzado con Ciudadanos, vamos que este se lo va a cargar en cuanto alcance aquel, si lo alcanza. Y todo esto, no se ruboricen, después de pedir a los afiliados que aprueben con sus votos darle permiso para hacer lo que le dé la realísima gana. Si no se lo creen lean la pregunta que les hicieron, a ver si ustedes descubren que estaban aprobando.

El tercero: El agitador profesional. Ya lo hemos visto, la nueva política desde la izquierda se basa en no negociar, hacer declaraciones grandilocuentes, montar pollos regularmente, y cuando no hay motivos inventarlos, exigir poder, fidelidad a los jueces, dinero a los ciudadanos, pleitesía al PSOE y todo, sin el menor asomo de rubor. Lo importante es conseguir espacio en los telediarios y vender al resto como reaccionarios que pretenden destruir a la clase obrera, sea quien sea quien la integre. Su política es conflictual, y sus tácticas guerrilleras y, salvo que la izquierda más moderada reaccione, será enormemente efectiva y más desde el ejercicio del poder amparado por unos socialistas perdidos y superados.

El cuarto: El pactista voluntarioso. Esto es Rivera ahora mismo. Un hombre tras un pacto, un partido tras un acuerdo. Si lo consiguen serán vistos como la tercera vía moderada, aquellos que son capaces de sentarse a hablar, ceder y alcanzar acuerdos que den la estabilidad que no tenemos. Les criticarán por ser políticos sin ideología, por no defender con firmeza sus principios, medidas, ideas o políticas. Pero eso no lo pueden evitar, es la contestación de la visión de la política como un conflicto continuo de intereses en el que la única forma que tienen de progresar estos es la imposición de los mismo. En todo caso, de momento solo son la herramienta de presión del PSOE para forzar a sus partidos a la izquierda, y en eso parece que se van a quedar para, finalmente, ser vapuleados por todos los demás.

En fin, veremos si al final se alcanza un acuerdo de investidura, hay dos mese. Yo diría que sí se va a conseguir, salvo que a los que tienen la llave del acuerdo (fundamentalmente Podemos) las encuestas les den buenas perspectivas de colocarse segundos. Ahí está mi apuesta, no habrá elecciones, lo que no sabría decir es si que haya acuerdo es mejor o peor, eso dependerá de qué acuerdo se suscriba. Veremos...