jueves, 18 de julio de 2013

Venderemos lana y compraremos ropa


Llevamos meses con noticias sobre la mala situación de Consejo Superior de Investigaciones Científicas apareciendo en la prensa cada semana. Llevamos varios años consecutivos escuchando, sin asombro ni alboroto público, cada diciembre que la financiación a la investigación cae estrepitosamente en los Presupuestos Generales del Estado. Llevamos años quejándonos de que nuestra economía cada día que pasa es menos competitiva, salvo ahora que ganamos competitividad por la vía de la moderación salarial. ¿Alguien se ha preguntado alguna vez si es más probable conseguir una economía competitiva construyendo casas o, quizá, sea más probable hacerlo desarrollando tecnología punta?

Pues este es el debate, en términos economicistas, sobre la financiación de la investigación, más allá del hecho de que la investigación científica, especialmente en el campo de la medicina, sea difícil, en ocasiones, prever los posibles beneficios de la misma, por lo que la financiación privada se complica.

El caso del CSIC es extremadamente alarmante, su presidente ha avisado sobre el peligro de desaparición de esta prestigiosa institución si no se le aportan los recursos imprescindibles para su continuidad.. De dónde vienen estos problemas económicos es una pregunta ineludible. Es posible que el Consejo haya desarrollado inversiones excesivamente ambiciosas amparados por la estabilidad presupuestaria anterior a la crisis, pero lo que le ha llevado a esta situación es la restricción presupuestaria a la que se ha visto sometido.

Los datos que ofrecen sus memorias anuales son reveladores. Entre los años 2009 y 2010, últimos datos económicos que he encontrado,  perdió 130 millones de euros de financiación estatal, pérdida que se ha ido acrecentando año tras año. Por el contrario consiguieron aumentar sus fondos competitivos de proyectos de investigación en 70 millones de euros, captaron prácticamente 370 MILLONES DE EUROS para proyectos en concurrencia con equipos de todo el mundo. ¿Alguna institución española es capaz de alcanzar tales cotas de éxito?

Si nos referimos a los datos puramente académicos, tampoco son, en absoluto, desdeñables. En 2011 los investigadores publicaron 12.420 artículos científicos indexados (en revistas de máxima relevancia), 1.396 artículos no indexados (en revistas especializadas diferentes a las anteriores), 387 libros, 899 tesis doctorales, y se consiguieron 641 patentes.

No voy a dar más argumentos, sólo con el párrafo anterior debería ser suficiente, en favor de esta institución, porque me he propuesto hacer sólo un breve comentario, no un escrito excesivamente largo como acostumbro. Vuelvo al inicio, el problema de la investigación, y su financiación, es definir que modelo de país queremos. Si queremos uno con una economía competitiva, capaz de producir alta tecnología, investigación biomédica puntera o estudios de ciencias sociales relevantes en el mundo globalizado tenemos que decidirnos a invertir en investigación. Si no lo queremos, podemos volver a vender la mejor lana virgen de las mejores ovejas churras y merinas a Inglaterra, para después comprar exquisitas prendas que sean el último grito en Londres que, por supuesto, han sido confeccionadas con la mejor lana del mundo, la nuestra.


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